Infancia

3 ideas para educar niños libres

Preocupados en exceso por resolver las cuestiones académicas, muchas familias centran su energía en que sus hijos e hijas, superen a tiempo sus exámenes y alcancen la mayor nota posible al acabar el curso; pues en algún viejo libro de pedagogía, alguien creyó leer que la inteligencia responde a la capacidad de memoria y razonamiento, y que ésta se debe cuantificar con calificaciones numéricas.

No hay nada que condicione más la libertad de nuestros pequeños, que centrar su etapa de la infancia entorno a los objetivos y criterios académicos, pues aún desconocemos si los alumnos con nota más alta en el informe PISA, cuando alcanzan la adultez son felices, o si además son capaces de alcanzar metas personales, para las que son más necesarias aptitudes del coeficiente emocional que del intelectual (D.Golleman).

Si hubiese un paradigma que respetara esta mínima, “el niño o niña, debe aprender a vivir libre”, estaríamos creando sociedades que evolucionan, personas capaces de desenvolverse de forma autónoma creando nuevas cuestiones que resolver. Sin embargo, vivimos una época de infantes a granel, cortados muchos con el mismo patrón.

“ No se cuestionan nuevas preguntas, sino nuevas respuestas a las preguntas de siempre”

Evitemos ver la infancia como el lado opuesto a la adultez, separado por un gran puente, que está lleno de años. Cambiemos el prisma, y veamos en vez de una línea recta con punto de inicio y final, una circunferencia. En la actualidad muchísimos adultos conviven en el presente con conflictos no resueltos de su infancia.

¿Por qué? pues porque no dejamos de repetir errores, sentir miedos y fracasos que comenzaron en la infancia, pues los aprendizajes que nos ofrecieron no respondían a la auténtica necesidad del ser humano, aprender a ser feliz, quieriéndote, conociéndote y aceptándote.

Nos enseñaron a buscar nuestro nombre en una lista ordenada por orden alfabético y calificaciones, encontrábamos nuestro lugar comparándonos con los demás (no es útil el valor de la competitividad, pues parte de ladres igualdad de que ningún niño es igual a otro).

Es por ello que las 3 claves a aplicar para que tu hijo, aprenda a ser libre son:

  1. Ofrécele situaciones y experiencias que fomenten sus inquietudes, ellas serán el combustible necesario para el aprendizaje. Aprender por el propio interés.
  2. Enséñale que la vida no es una carrera profesional, en la que debe competir para llegar a tener un trabajo bien remunerado. Muéstrale que es un camino de crecimiento personal, del cual se beneficia la propia persona y el conjunto de la sociedad, por muy humilde que sea su salario, lo importante es la aportación de sus talentos a la misma.
  3. Se un espejo que refleje lo que hace y con buen ejemplo ayúdalo en que saque lo mejor de sí mismo.

Elimina los juicios de valor a su persona respecto a lo que hace, y céntrate en ayudarle a resolver cómo lo hace. No seas ni juez ni verdugo, tienes la suerte de ser su guía toda la vida.