3 consejos para sobrellevar la adolescencia de tus hijos
De nuevo en la batalla, cada día que vuelve a casa, sientes miedo de tu hijo. Encuentras refugio en tu trabajo, intentando alargar las horas del mismo, para superar el desánimo de estar conviviendo con un adolescente que se ha convertido en un auténtico desconocido. En un abrir y cerrar de ojos, el niño que tenías ante ti, se transforma en alguien diferente.
Da igual el tono emocional que le pongas a tus palabras, suenan en su cabeza como si fueses el mayor de sus enemigos, cuestiona todo lo que le pides. Se han quedado a un lado del tiempo, la cama llena de peluches, junto a muñecos tirados por el suelo tras jugar con ellos encima de la alfombra de animales que decoró su cuarto, para encontrarte ahora con una puerta que está tan cerrada como su comunicación.
Ahora juegas a adivinar, ¿qué hace en su tiempo libre?, ¿con quién?, ¿cómo se siente?, ¿estará metido en algún problema?
No hay mayor fuente de sufrimiento para padres y madres, que aceptar que muchas de estas preguntas, se quedarán sin respuesta. Atrás quedan las noches sin dormir para calmarlos en brazos cuando eran bebés, para irnos a la cama con un saco de preocupaciones sobre lo que le pueda estar pasando.
Siguen siendo tan necesarias en la etapa de la adolescencia ciertas recomendaciones que te recordaran a cuando eran más niños y que, quizás, por hábitos socialmente más aceptados, dejamos a un lado:
- Necesitan caer y equivocarse.
Nuestra labor educativa tendrá más utilidad si ofrecemos herramientas para que aprendan a levantarse y evitar caer en lo mismo, que en protegerlos en una burbuja ausente de la gravedad de la vida real (error es igual a posibilidad de aprendizaje).
- Permíteles escuchar lo que sientes.
Huye del hermetismo emocional, compartiendo cómo te sientes. Jamás dejan de escuchar, sigues siendo un modelo de referencia importante junto a su grupo de iguales. No trates de luchar contra él, ni sustituirlo, necesita de ambos.
- Sigue jugando.
Cambiarán el formato y modelo de los juegos, pero todas las personas encuentran distracción jugando. Sé flexible, muestra interés en conocer a qué cosas le gusta jugar y participa con ellos.
Lo más sencillo y complicado a su vez es vivir cada día a su lado, dando lo que llevas dentro, pero sin anularlos. Intenta llevar su ritmo sin traicionar el tuyo y, como una canción que comienza a ser escrita en la infancia, disfruta de su melodía también en la adolescencia, pues no dejará de serotra etapa en la que seguirán conociéndose entre ustedes.
Las notas musicales de la relación entre ambos sufrirá cambios y transformaciones, pero no dejará de ser lo más bonito que te haya pasado en tu vida. No habrá otra melodía igual, que los sentimientos entre ambos.