Mi mejor error como madre
Convivo cada día con el peso tan grande de saber que mis errores en tu educación dejarán heridas y huellas en tu línea de vida. Simplemente por desconocimiento, o quizás sea por descubrimiento, he ido adaptándome a las situaciones que hemos ido compartiendo juntas desde que eras un bebé. Nunca fui una madre «reloj», que obsesionada por las horas, comenzaba a cuadricular y estructurar tus rutinas; recordé que como a mí misma, cada día es diferente, y no en todos tenemos las mismas ganas ni nos apetece lo mismo.
Espero de todo corazón, que mis mejores errores como madre, sean los que te ayuden no «ahora», sino en este ratito que tenemos la suerte de compartir y que se llama «vida». Mi mejor regalo siempre será aquel que te permita ante todo ser feliz contigo misma queriéndote.
Para otras madres soy negligente contigo, a diario, «he perdido la cabeza«… dicen en el grupo de Whatsapp las familias de tu clase, pero no sé si es verdad, porque no tengo smartphone, ni redes sociales en el móvil, no vivo otro instante que no sea «ahora».
En las siguientes líneas te darás cuenta de los mejores errores o «regalos«, que he cometido u «ofrecido« cada día como madre:
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- Dejar que los errores y las equivocaciones sean parte del camino de tu vida, sin darle más transcendencia de la que tienen. Por ejemplo cuando se te caían cosas al suelo y me decías «Mamá, no pasa nada, se calló pero ya lo recogí, está todo bien», resultado ello de que jamás te grité porque se te cayeran cosas, ni te llamé torpe por ello, tampoco fui corriendo a quitártelas de las manos para que no se cayeran. Para muchos niños estos «errores» marcan su autoestima y auto concepto, por la respuesta a posteriori que damos de ellos los adultos.
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- Pasar más tiempo en la naturaleza que en los parques infantiles de los centros comerciales. Dejándote coger con tus manos las arañas, saltamontes y gusanos, que ibas encontrando mientras explorabas el mundo que te rodea. Sin agobiarte con mensajes tipo: «cuidado no manches tu ropa», «no toques eso que es asqueroso».
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- Aprender a responsabilizarte de ti misma: Los desayunos y meriendas que desde los 4 años preparamos juntas cada día, tu habitación y juguetes, siempre en orden y armonía, porque la educación en valores comienza desde casa, y el valor de «la responsabilidad» te será útil toda la vida. Y sobre todo, a que integres en tu sistema de creencias que no necesitas depender de nadie, que tú te vales por ti misma, para lo que te propongas, sea lo que sea.
- Mostrarte que antes de madre eres mujer, enseñándote que siempre puedes escoger, y que vivieras la separación de tu padre y mía, como una etapa más en la vida. Hoy ambos seguimos apoyándonos mutuamente, como un equipo, pues lo que te ofrecemos cada uno de nosotros es único, necesitas y necesitarás de los dos. Ahora vives con ambos en casas separadas, disfrutando a tope tu tiempo con cada uno de nosotros.
El mejor regalo que te puedo dar es mi tiempo, el compartir contigo situaciones y experiencias del día a día, que formarán siempre parte de nuestros recuerdos. Mis errores, siempre bajo el amor responsable, en el que te enseño valores y sentimientos, te ayudarán a crecer conociéndote y queriéndote.
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Esribió una vez Johann Heinrich Pestalozzi
Para cambiar a la persona hay que amarla. Nuestra influencia llega sólo a donde llega nuestro amor.