Adolescencia,  Crecimiento personal,  Infancia

La fuerza del AMOR en la familia


¿Qué pasaría si dejases caer un pétalo en el cauce de un río?

Este seguiría en la dirección que lleve la corriente, parece una afirmación correcta, veremos qué ocurre….

Con nuestros hijos e hijas, ocurre lo mismo en cierto modo, pues son arrastrados por corrientes sociales (cada época tiene las suyas), algunas con intereses visibles y validados por los medios de comunicación, como por ejemplo: hábitos consumo, importancia del aspecto físico y asociar la idea de felicidad al dinero. Poco a poco, se amontonan las situaciones de conflicto en casa, cuyos detonantes han empezado por las palabras “comprar, imagen y dinero”, y debemos de tener paciencia, pues los estímulos a los que han sido “sometidos” estas nuevas generaciones (han visto millones de anuncios de publicidad desde que ven sus primeros dibujos animados), les influye más de lo que creemos.

Imagina de nuevo ese pétalo, ¿podría ir contracorriente?, es decir ¿podría ir río arriba? ¡Imposible! podrás exclamar, sin embargo es preciso recordar que existen otras fuerzas en la Naturaleza que pueden influir.

En la familia, el AMOR.

Por ejemplo podría soplar el viento, de forma que el pétalo pudiera quedarse parado, o ir río arriba. En la familia, hay una fuerza capaz de ayudar a nuestros hijos, a remar contracorriente en una sociedad que teme a la diversidad, y es el Amor. Fijada en una relación padre/madre- hijo/a con un vínculo sano, junto a un desarrollo moral y emocional adecuado, es posible que seamos como esa ráfaga de aire, que puedan necesitar nuestros niños y jóvenes para no sentir miedo a  ser ellos mismos, en un mar que arrastra comportamientos y actitudes.

Es importante ser conscientes, primero nosotros como educadores, para que podamos transmitir a los pequeños, como esa gran corriente “conjunto de la sociedad”, puede llegar a ser capaz de hundir ese pétalo (frágil y único como cada persona).

Para concluir, no olvidar jamás que podemos ser capaces de influir en los demás de forma positiva, y que ese río sobre el que flotan esos millones de pétalos puede llegar a garantizar la felicidad de todos, empieza por tí mismo.

Interesante frase de J. Krishnamurti, sobre el tema expuesto:

El mundo no es algo separado de ti y de mi; el mundo, la sociedad, es la relación que establecemos o buscamos establecer entre nosotros. Así que tú y yo somos el problema, y no el mundo, porque el mundo es la proyección de nosotros mismos, y para entender el mundo debemos entendernos a nosotros mismos. Ese mundo no esta separado de nosotros; nosotros somos el mundo y nuestros problemas son los problemas del mundo.

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