Adolescencia

Adolescencia de otro siglo

Educados por las ideas y valores de varias generaciones de adultos del siglo pasado, hoy en 2018 muchísimos jóvenes transitan por la tan mencionada adolescencia.  

Desesperados por dar respuesta a las dificultades que observan  padres, madres y educadores se obsesionan en aplicar leyes de crianza que usaron con ellos mismos.  Todo ello fruto de percibir esta etapa evolutiva como un problema, y no como una parada necesaria de aprendizaje más en la línea de vida.

Lo que tienes que hacer, es lo que te digo yo, desde mi época se hacen así las cosas.

Ahora bien, imagina esta nueva perspectiva que quiero compartir contigo, escapando de los tópicos con los que solemos abordar temáticas comunes de nuestros adolescentes. Imagina, un laberinto en el que cuando entras no hay salida hacia el exterior, sino hacia dentro de uno mismo. Cada pasillo y obstáculo del laberinto, han sido encofrados por tu modelo de crianza, los valores morales de la sociedad en la que has crecido, así como por tus experiencias vividas.

Si dibujaras un mapa de este laberinto, y quisieras compararlo con el de otra persona, te darías cuenta que es imposible que coincidan, pues somos personas diferentes. Una sociedad empeñada en la homogeneidad de sus grupos sociales, renegó en algún momento de la autenticidad de sus integrantes, generando miedo y rechazo a lo que se escape de la norma.

Cuando hablo de encontrar la salida dentro de uno mismo, es haciendo referencia a la madurez de la mano del autoconocimiento, como vía para evolucionar en esta etapa del desarrollo.

Para ello es fundamental que el papel de las familias, no sea tanto centrarse en resolver y sortear los problemas típicos de la adolescencia que aparecen en el laberinto de sus hijos, sino ser un facilitador para que aprendan a conocerse a sí mismos: emociones, valores, creencias, sueños y aspiraciones. El autoconocimiento les ayudará a madurar, y con la madurez por sí mismos serán capaces de superar sus propias barreras.

Recuerda que el mapa de tu adolescencia, no tiene nada que ver con el de tu hijo o hija, no te compares buscando puntos convergentes, valora su autenticidad y refuerza que crea en sus posibilidades.

No solo tenemos la responsabilidad de “cuidar y atender” sus necesidades, también tenemos la suerte de ser testigos de su crecimiento, y como con ello mejoran al conjunto de la sociedad, disfruta de esos tempos de melodía agitada, que tan famosa hacen a la adolescencia.

De forma paralela a este tema, te recomiendo la lectura del siguiente post!

Mi mejor error como madre

En palabras de J. Krishnamurti, deberíamos repetir muchas veces a lo largo de la adolescencia esta frase a nuestros hijos: Se una luz para ti mismo.

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