3 Frases que destrozan la AUTOESTIMA de tus hijos.
Estimada Infancia: Me dirijo a ustedes, pequeños y pequeñas, niños y niñas, que conviven con el mundo del adulto bajo la estela de vuestros padres con este lema: «dale la espalda a mamá y papá …».
Espero que no te hayas asustado con lo que te digo, ahora te explico a qué me refiero. Dale la espalda a mamá y papá cuando:
– Critican tu persona en vez de lo que haces, es decir, cuando te equivocas en algo y te dicen expresiones como «es que eres torpe» o «no haces bien las cosas«. Los adultos suelen generalizar tus comportamientos y te etiquetan. Esta etiqueta cumple la expectativa de tus padres, es decir, lo que ellos creen que eres o no eres capaz de hacer, sentir o pensar. Dale la espalda a esta etiqueta, para que cuando seas adulto no vivas dentro del cuerpo de un niño pequeño que sigue creyendo como verdades absolutas esos comentarios hechos por sus padres.
– Se comparan contigo, es decir, cuando hacen referencia a cualidades o capacidades que ellos tienen pero tú no como si eso te ayudara en algo, salvo a sentirte triste por no ser como tus padres quieren que seas (cuál será la necesidad interna de ellos para llegar al punto de compararse con alguien puro como un niño). Si aprendes esta forma de valorar o hacer crítica contigo mismo y los demás te convertirás en destructivo para ti, y otros, y estarás constantemente comparándote con los demás para encontrarte a ti.
– Te responsabilizan de no ser capaz de regular sus emociones con mensajes como estos: «no puedo dejar de estar enfadado con lo que haces» o «me pones cada vez más tristes que no te comas el potaje«. Cada vez que escuchas estas palabras estás aprendiendo un gran error desde muy pequeño y es que puedes delegar en otras personas la capacidad de regular tus propias emociones y sentimientos, impidiéndote aprender de pequeño que puedes ser capaz de escoger cómo sentirte ante las situaciones de la vida. Como el profesor de Psicología de la Universidad de New York, Weyne Dyer decía en su obra «Tus zonas erróneas» de 1976, «has aprendido una cantidad de dichos para defenderte del hecho de que eres tú el que controla tus sentimientos» y este aprendizaje comienza tomando como válidas las palabras de tus adultos de referencia, tus padres.
A largo plazo los convertimos en personas emocionalmente dependientes, que constantemente se encuentran inmersos en relaciones tóxicas, repitiendo una y otra vez las mismas palabras y frases que escuchaban de pequeños, no aprendiendo a tomar las riendas de su vida porque no asumen la responsabilidad para consigo mismos.
El mejor regalo como adultos, en una sociedad en la que «educamos todos», digan lo que digan, es dejar de enjaular nuestras expectativas, frustraciones y emociones en los pequeños, pues este tridente a través de nuestras palabras se convierte en el envoltorio que limita el desarrollo personal de los niños.
Atentamente,
Mi niño interior…