¿Educar o reprimir?
EDUCAR O REPRIMIR
Todos estamos de acuerdo en que, además de en la escuela, muchos aprendizajes se «empapan» en casa, con mamá y papá. Hoy centraré la atención en el aprendizaje emocional que los niños aprenden de sus adultos de referencia y su papel determinante a la hora de fijar en el carácter del futuro adulto muchos rasgos que influyen muchísimo en las relaciones que mantendrán con otras personas e, incluso, consigo mismos.
He leído el decálogo de como crear un delincuente de Don Emilio Calatayud, un gran conocido por sus sentencias ejemplares, como Juez de Menores en Granada. Lo que me hizo reflexionar es, «si tras esas conductas observables, se esconden emociones reprimidas en la infancia». Tengo la impresión que las mismas son causa de infelicidad en los adultos. Por ello a continuación te detallo la síntesis de cómo conseguir que tu hijo sea un -adulto- infeliz.-:
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01
Incúlcale la envidia como motor de vida,
así nunca buscará en sí mismo la motivación para superarse en la vida, sino que vivirá en constante comparación con los demás para ajustar su autoestima. Como consecuencia de vivir en un entorno donde continuamente los padres le comparan con unos y otros, los niños crecen con la certeza de que no son «lo suficiente buenos» para sus padres, y a la larga «no merecedores de su cariño».
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02
Enséñale que el enfado es el camino para resolver sus problemas,
con amigos y familia, no necesita ser asertivo, para vivir en armonía en sociedad tan sólo déjale explotar por su ira y rabia para sentirse mejor sin importar los daños colaterales de su enfado. De esta forma debido a la espiral que crece alrededor del enfado, estamos potenciando como padres que los niños sean -adultos- violentos y agresivos.
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03
Evita que sienta culpa por lo que haga,
no necesita tener empatía hacia otras personas en la vida para saber relacionarse, ni la conciencia de saber cuáles son las consecuencias de sus acciones. Como resultado será incapaz de generar relaciones de confianza y respeto mutuo con otras personas, convencido de que sus errores son responsabilidad de otros.
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04
Intenta que oculte su pena ante lo que experimenten otras personas,
así jamás mostrará amabilidad a los demás. Reprime continuamente cualquier muestra de sensibilidad en él, estas ciegamente convencido que en la vida solo sufren los débiles. Con ello alentarás su ego y que se sienta cada vez más poderosos cuando se recree observando el sufrimiento de otros.
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05
Reprime su tristeza para que nunca confie sus sentimientos a nadie
empezando a recorrer desde pequeños el camino del aislamiento y el rechazo de sus propias emociones. Cuando sea adulto irá siempre con una sonrisa falsa en el rostro negándose a sí mismo el derecho de sentir sus propias emociones.
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06
Explícale contínuamente que sentir miedo es avergonzante
así crecerá sintiendo asco de ver debilidad en los demás. Le confundes con tu concepto de valentía, y aún peor le convences de que debe rechazar a las personas que muestren vulnerabilidad ante lo que les suceda.
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07
No le des muestras de amor, así se reafirmará en que no es merecedor del mismo.
¿Para qué haces todo esto? No esperes a que sean juzgadas las conductas de tu hijo cuando sea un adolescente, ni a que sea un adulto tóxico para los demás; el mejor momento para cambiar TÚ, es ahora. Cámbiate tú y cambiará tu hijo, muéstrale lo valiente de aceptar y comprender sus emociones, como las vocales que se aprenden en el cole, siempre alguna de ellas está en las palabras que usamos, «las emociones están presentes en todo lo que hacemos y dejamos de hacer, no las reprimas».